En Molí des Comte Asador, no dudamos en presentar el Chuletón de Galicia como la especialidad más representativa de nuestra extensa carta, una propuesta que descubre la esencia que nos define mediante un sabor exquisito, una textura suave y unos sorprendentes matices. Tras años de entrega y dedicación, conocemos los secretos para lograr una calidad suprema en la elaboración de una de nuestras recetas más selectas, que seguimos preparando con toda nuestra pasión y experiencia como ingredientes principales, cuidando de los más pequeños detalles más allá incluso de nuestras propias cocinas.

En primer lugar, debe tenerse en cuenta la procedencia y la calidad de la materia prima, por lo que en Molí des Comte Asador hacemos una estricta selección de carne procedente tan solo de las mejores reses Gallegas, únicamente de ejemplares de entre cuatro y ocho años de edad. Por otro lado, consideramos además aspectos tan relevantes como el tipo de alimentación que recibe el ganado, el peso y el volumen de grasa que acumula cada ejemplar, como algunas de las cuestiones decisivas en el resultado final.

Obtenida una materia prima de calidad suprema, la carne todavía debe pasar por uno de los procesos más delicados antes de ser degustada al estilo Asador. Las canales se cuelgan en nuestras cámaras de refrigeración a una temperatura de entre 0-5º para someterlas a procesos de maduración, una labor que precisa de suma atención y de todo nuestro mimo. Debe llevarse un exhaustivo control de la temperatura, la humedad y los días de reposo en los que permanecerá la carne. El tiempo de maduración óptimo dependerá del peso y la grasa que recubre cada canal, dejándose reposar durante un mínimo de veinticinco días a fin de lograr los resultados deseados.

Durante los procesos de maduración, la grasa se infiltra en la carne que recubre y esta se vuelve más tierna y jugosa, incrementándose el aroma, los matices y su sabor tan característico. Transcurrido el tiempo de reposo preciso, se realiza una cata en crudo que revelará si la carne ha alcanzado su punto óptimo, en cuyo caso, se dispone para consumo. Llegados a este punto, la carne se retira de las cámaras de refrigeración para cortarse en chuletones, retirar la grasa sobrante que la recubre y dejarla reposar a temperatura ambiente, evitando así que al cocinarla continúe fría en su parte interior y menos hecha.

Ya por último, el chuletón de buey se cocina a la brasa en parrillas de dos alturas, dejándolo al fuego el tiempo indicado para que la parte exterior de la carne quede asada y la interior cruda, permitiendo así degustar una carne melosa, de intensos sabores y muy jugosa. Una vez emplatado, se añade sal en escamas para lograr un crujiente estallido de sabor, realzando las cualidades propias de una especialidad que nos distingue por la calidad de nuestra carne, un verdadero placer para el paladar por el que sentimos especial devoción en Es Molí des Comte Asador, donde les esperamos para seguir sorprendiéndoles con esta y otras selectas propuestas gastronómicas.

Imagen: Es Molí des Comte Asador

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